SESIÓN DE APRENDIZAJE DE HOY LUNES 24 DE NOVIEMBRE.
PROGRAMA DE REFORZAMIENTO DE COMPRENSIÓN
Título de la Sesión de Aprendizaje: “Comprendemos textos para ser guardianes de nuestro planeta.”
Lee la siguiente lectura:
Guardianes de la Tierra
En un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes y
ríos transparentes vivía Luna, una niña curiosa y observadora. Desde muy
pequeña, Luna había sentido una conexión especial con la naturaleza. Le
encantaba caminar por los senderos del bosque, escuchar el canto de las aves y
observar cómo las mariposas revoloteaban entre las flores silvestres. Sin
embargo, a medida que crecía, comenzó a notar cambios preocupantes en su
entorno. Los ríos ya no eran tan limpios, los animales parecían alejarse y el
clima se volvía cada vez más extraño.
Un día, mientras caminaba hacia la escuela, Luna vio algo que la entristeció
profundamente: el río principal del pueblo estaba lleno de basura. Había
botellas de plástico, envolturas de comida y hasta pedazos de metal flotando en
el agua. Se quedó mirando fijamente, sintiendo un nudo en la garganta. Sabía
que algo tenía que hacerse.
En la escuela, la profesora Martina explicó que lo que estaba ocurriendo era
consecuencia del mal manejo de residuos. También les habló sobre la importancia
de informarse adecuadamente, buscando datos confiables en fuentes como el
Ministerio del Ambiente o instituciones científicas reconocidas. Luna quedó
impactada al saber que gran parte del daño ambiental se podía evitar si las
personas estuvieran mejor informadas.
Esa tarde, Luna tomó una decisión: quería ayudar a cambiar su realidad. Pero
sabía que no podía hacerlo sola, así que pidió apoyo a sus amigos Mateo, Ana,
Diego y Sol. Juntos formaron un grupo al que llamaron “Guardianes de la
Tierra”. El primer paso fue investigar. Visitaron la biblioteca, leyeron
artículos, vieron documentales educativos y revisaron páginas oficiales que
compartían información clara sobre el cambio climático, la contaminación y el
cuidado ambiental.
Mientras investigaban, descubrieron que pequeñas acciones podían generar
grandes cambios. Por ejemplo, Mateo encontró que reciclar correctamente podía
reducir considerablemente los residuos que llegaban al río. Sol aprendió que
plantar árboles mejoraba la calidad del aire y ayudaba a estabilizar el suelo.
Diego estudió cómo ahorrar agua podía evitar el desperdicio, y Ana investigó
maneras de reducir el uso de plásticos. Luna, como líder, se encargó de
verificar que toda la información que usaban proviniera de fuentes confiables.
Con el conocimiento adquirido, los niños empezaron a actuar. Organizaron
campañas de limpieza del río, donde participaron estudiantes, padres y vecinos.
Luego crearon carteles informativos que colocaron en lugares estratégicos del
pueblo: la plaza, el mercado, la municipalidad y la escuela. Los carteles
tenían mensajes como “No arrojes basura al río” o “Reduce, reutiliza y
recicla”, acompañados de datos reales obtenidos de organismos ambientales.
Poco a poco, la comunidad empezó a reaccionar. Muchas familias comenzaron a
separar sus residuos en casa. Otros se sumaron a las campañas de reforestación
dirigidas por Sol. Incluso los comerciantes del mercado acordaron usar menos
bolsas plásticas. Ver estos cambios llenó a Luna y a sus amigos de esperanza.
Pero el cambio más sorprendente ocurrió unos meses después. Los niños notaron
que el río estaba más limpio, que regresaban algunos peces y que las aves
volvían a cantar cerca del bosque. Aunque sabían que aún quedaba mucho por
hacer, también comprendieron que sus acciones habían marcado una diferencia.
Un día, el alcalde del pueblo invitó al club “Guardianes de la Tierra” a una
reunión especial. Quería felicitar a los niños por su dedicación e informarles
que el pueblo celebraría anualmente el “Día del Cuidado Ambiental”, inspirado
en su trabajo. Además, el municipio implementaría un programa oficial de
reciclaje. Luna se sintió tan emocionada que casi no podía contener las
lágrimas.
Semanas después, investigadores ambientales visitaron el pueblo para documentar
la experiencia. Quedaron impresionados al ver cómo los niños podían explicar
temas complejos como el cambio climático o la contaminación del agua usando
información confiable. Luna explicó que para cuidar el planeta no bastaba con
querer hacerlo; también era necesario aprender de fuentes fiables para tomar
buenas decisiones.
El impacto del club fue tan grande que otras comunidades cercanas comenzaron a
replicar las ideas de los “Guardianes de la Tierra”. Se formaron más clubes
escolares, se organizaron talleres y se compartieron experiencias entre los
pueblos. Luna comprendió entonces una gran verdad: cuando las personas se
informan bien, actúan mejor.
Una tarde, sentada a la orilla del río que ahora volvía a brillar con vida,
Luna escribió en su cuaderno una frase que se convertiría en el lema del club:
“La Tierra nos da vida. Cuidarla es nuestra responsabilidad. Y la información
confiable es nuestra mejor herramienta”.
Y así, Luna y sus amigos siguieron trabajando con entusiasmo, convencidos de
que cada pequeño gesto podía construir un futuro más verde, más justo y más
esperanzador para todos.
Lee la siguiente lectura y responde las preguntas de acuerdo a tu nivel en la hoja que te dé tu profesora.
Nivel 1
Nivel 1
1. Lectura 1
2. Lectura 2
3. Lectura 3
4. Lectura 4
Nivel 2
1. Lectura 1
2. Lectura 2
3. Lectura 3
4. Lectura 4
Nivel 3
1. Lectura 1
2. Lectura 2
3. Lectura 3
4. Lectura 4



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